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Entre vaivenes

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 Entre vaivenes Corretea la vida la palma de la mano abierta a la adversidad de sus vaivenes, fruncido el ceño airado de sus sienes, midiendo cada paso, cada empeño, sacudiendo despechada como sueño la tierra en su caminar taimado. Meciéndose... en la palma de la mano inquieta intenta medrar con casi todo, sutil pero exigente en tiempo y modo, ávida de convicción abierta al viento, no deja a improvisación ningún intento que cambie trasnochar por un temprano. Danza... en la palma de la mano entre jadeos de ilusiones consumidas, pasos cadenciosos, notas atrevidas, ironías en lance de vestido afarolado, destino ceñido a la cintura, abotonado, grosera silueta de perfil en el piano. Irónica... ríe en la palma de la mano a borbotones avivando pensamientos, que tantas veces abrazara sentimientos, sensuales a galope, despechados, frágiles, sutiles, celosos, deseados, codicia de pasión, soberbia en vano.

Soñar y vivir

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 Soñar y vivir Soñar, soñar... soñar y vivir; alimentar ilusiones, caminar, ...caminar descalzos, volar; dejarse llevar, sonreír; entregarse al tiempo, levitar; soñar, soñar... soñar y vivir Desnudar el día, respirar, y a la sinceridad, servir; urdir la tristeza, gozar; hacer del sosiego, lealtad, de la paciencia, solaz; soñar, soñar... soñar y vivir. En la pasión gravitar, en la espontaneidad, fluir, en la sabiduría, navegar y geométricamente, buscar, un vértice para resistir; soñar, soñar... soñar y vivir. De entre laberintos, salir; nómadas del destino, burlar sentidos sin dibujar, sentimientos por descubrir, emociones por cortejar... soñar, soñar... soñar y vivir.

Destino

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 Destino Caminos que se mimetizan en el horizonte, emboscando nieblas encumbradas en silbidos del aire, descalzos al paso de sentimientos asidos al alma, para en abrazo de fuego amordazar, sin desdén, el destino imprevisible que al acecho, salta desafiante... A veces, caminos cruzados cambian su paso haciendo zigzag, como tejiendo enredos a cada zancada y, trabando palabras a hilván de lengua en malabares del pensamiento, vencer el ocaso de razones dormidas.

Amaneció

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Amaneció Amaneció un día, el crepúsculo urdió la noche, en sus manos, el relente de la madrugada hizo las veces de lágrimas, tibias, pero lágrimas, que humedecían tierna y ávidamente las razones de una sonrisa perezosa tiritando entre nubes de pasión, acostada, y “azúcares” asomados al albor del deseo. ...Desnudo en sentimiento espontáneo; acurrucados los párpados, “lastimosos”, extiende los brazos, en gesto cómplice, para trabar con dulzura acomodada preguntas y susurros... Unas, sobre nada; otros, protagonistas de la realidad...

Duende silencio nada

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 Duende, silencio, nada Como una melodía, callado, arropado en la capa de su duende; mudas y contenidas las notas; subyace en el tiempo viendo como el hechizo, idílico, se convierte en resaca de una ola que vibra en los vaivenes del eco mecida en rescoldo de inquietudes, y, sabiéndose interesante, apetecible, como fruto que en árbol enmudece al albor de las yemas y las sabias, a la espera que el rubor de la piel despierte la belleza de su gracia. El atractivo de su esencia, se encarna como espina en dedo; y, sibilino, en presencia etérea, siembra de intención, estanca, las páginas de sombra y de misterio que, de forma anodina, extiende y convierte en fantasma y mito. Su lenguaje marca tendencia; incita a seguirlo, imitarlo; la dificultad para obviarlo lo hace interesante, deseado, él, lo sabe y se pavonea, soberbio. Vencerlo, es una contienda agotadora; proponérselo, es claudicar a su efecto; con la mirada, bloquea, invade; co

Se dejan caer las hojas

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 Caer las hojas ...Caen las hojas, lo hacen sin ruido; ...su ruido, no es ruido, es murmullo, caen sin querer, sin proponérselo, se apoyan unas en otras, se animan; se confidencian y se dejan llevar en su nostalgia... No caen por si solas, algo les empuja... ¡Qué va!, ¡eso creen!, ...simplemente, ...caen. Se escuchan en su vuelo, ¡eso creen! ...No se inmutan. Carece de importancia, para ellas, saber que cambian de lugar, ...”porque, no se mueven”... Sólo caen; no se interrumpen en su trayecto, ¡ni mucho menos!, ¡tampoco se esquivan!, ...se dejan hacer. ...Es el viento quien les empuja; pero, ellas, no lo saben, ¡o quizás, si!; pero, el morbo, les incita a ignorarlo. ¡No se oyen!, ¡no les preocupa!, ¡no les importa! Se miran, en su cruce de caminos, a diferentes alturas. Livianas y aligeradas en la caída, unas; pesadas, otras; reticentes, las más; despreocupadas, las que menos sentido dan a su existencia etérea. ...En caída libre, insustanciales e

Coplilla a una llama.

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 Coplilla a una llama Evoca, árida, la llama; cenicienta en la colina; en su pardo despertar, callada, para asomada a la cima, blandir en crisoles, su daga, perpetuando la ira.